En Tuxtla Gutiérrez, la prostitución se ejerce en el pleno ‘corazón’ de la capital chiapaneca. Basta caminar unos cuantos pasos a un costado de la presidencia municipal, donde por la noche un grupo de mujeres oferta sus servicios sexuales.
Lo hace ante la complacencia de las autoridades que prácticamente permanecen sin hacer nada al respecto.
En punto de las 6:00 de la tarde, estas mujeres se apersonan en la 2° Norte entre 1° y 2° Oriente, donde ofertan sus servicios cuyas tarifas van de 200 a 300 pesos más el pago del cuarto, así lo refieren ellas. Se desconoce si estas personas están reguladas por las autoridades de Salud tanto municipales como estatales.
Otro tanto más se ubican en la 4° Poniente desde la 2° hasta la 4° Norte, pasando hasta la 5° Poniente. En este caso se trata de travestis que ofrecen sus servicios y a decir de los vecinos son frecuentados por personas que los pasan a traer en carros último modelo.
Sobre la 4° Sur, a escasos metros del mercado del centro, también se ha detectado la presencia principalmente de mujeres que ofrecen sus servicios y sus montos son variables.
En la capital, el comercio sexual está asociado a la marginalidad de la población en la periferia de la ciudad, pobreza, baja escolaridad, condición de madres solteras o mujeres abandonadas y la migración predominantemente centroamericana.
Se observa también una cultura que parece aceptar cada vez con mayor naturalidad este trabajo como actividad alternativa o complementaria de otras que, si bien tienen otro estatus, significan menores ingresos.
Así, se fomenta una cultura juvenil que busca formas fáciles de acceder al dinero. Este es el caso de la mayoría de jóvenes, mujeres y hombres, que trabajan en las llamadas “agencias de edecanes”. Esto según los investigadores Jorge Luis Cruz Burguete, Patricia Elizabeth Almazán Esquivel y Guadalupe Albores Castro.
REGULADA POR EL AYUNTAMIENTO
En Tuxtla, la prostitución se ejerce en dos ámbitos: la reconocida en forma legal y regulada por el Ayuntamiento y las autoridades de Salud, y la que se ejerce ilegalmente, es decir, aquella que no cumple con los requerimientos establecidos por las autoridades.
La prostitución legal se desarrolla en la zona de tolerancia denominada “Zona Galáctica”. Las autoridades municipales ubican un promedio de 120 sexoservidoras en esta zona, si bien algunas organizaciones no gubernamentales estiman un total de 133 mujeres.
En esta zona ejercen la prostitución tanto mujeres como un pequeño número de travestis, que en ocasiones tienen más demanda que las mujeres. La gran mayoría de las trabajadoras sexuales tienen una escolaridad mínima, ni siquiera de primaria completa y existe un alto índice de analfabetismo entre ellas. Hasta hace tres años la mayoría solía firmar con su huella digital.
El costo del servicio sexual varía, según sea la demanda que tiene la trabajadora; así, hay quienes cobran desde 100 hasta 300 pesos que tienen que ser personas muy jóvenes o atractivas, que son los casos menos frecuentes, porque las trabajadoras sexuales de la zona galáctica son en promedio de edad madura, incluso de 50 años o más.
En el caso de la “zona galáctica,” las mujeres trabajadoras sexuales cubren una doble cuota porque, además del pago a los particulares por concepto de renta del cuarto, realizan diversos pagos al Ayuntamiento.
A este último le pagan el ingreso a la “zona galáctica”, las revisiones, las pruebas de VIH, el examen del Papanicolaou, y otros estudios. Algunas veces la cuota de ingreso representa otra forma de corrupción de las autoridades municipales, pues algunas trabajadoras afirman que tienen que aceptar hacer favores sexuales con ellos para que les permitan el ingreso, sobre todo si son jóvenes. En suma, se trata de mujeres con alto grado de vulnerabilidad, de la cual se aprovechan todos.
EN TIEMPOS DEL COVID-19
Una de las áreas afectadas por restricciones que considera el sector Salud derivadas de la pandemia por Covid-19 es el sexo servicio. Las trabajadoras sexuales han tenido que adaptarse a la crisis sanitaria por el Covid-19, desde dormir en la calle, hasta pedirles a sus pocos clientes que se desinfecten las manos y no les den besos, a fin de evitar ser contagiadas.
Dichas prácticas no sólo han mantenido a las personas en confinamiento, sino que ha obligado a encontrar nuevas formas de relacionarse manteniendo una sana distancia.
Las prostitutas no han sido la excepción. Para poder trabajar y ganar dinero, ellas tienen que tener contacto físico con otras personas. Por ello han tenido que adaptarse para seguir llevando el sustento a casa sin contagiarse de coronavirus.
SIN APOYO ALGUNO, CLIENTES A LA BAJA
Muchas de las sexoservidoras refieren que con la pandemia los clientes prácticamente desaparecieron, por lo que señalan que sus situación de por sí precaria, se ha agravado aún más derivado de que éstas no han percibido ningún tipo de apoyo a diferencia de otros sectores, por lo que piden apoyo para poder sobrevivir a la cuarentena que está provocando que su empleo haya caído casi en su totalidad desde que inició la Jornada Nacional de Sana Distancia por el Covid-19.
Una de ellas menciona que han sido gravemente afectadas económicamente por la pandemia del coronavirus, ya que sus clientes “desaparecieron” por las medidas sanitarias que han implementado las autoridades de Salud y el temor a contagios.
“La mayoría somos madres de varios hijos y vivimos de lo que sacamos día a día, pero ahorita estamos pasando una situación bastante difícil por el coronavirus. Nosotras estamos saliendo a trabajar a las calles porque tenemos necesidad”, expresó.
Comentó que lleva años ejerciendo este oficio y que no había pasado nada similar a lo que están viviendo actualmente con la falta de clientes, ahora no están juntando ni para la comida y mucho menos para pagar su renta, lo cual, les preocupa, ya que en cualquier momento las pueden echar del lugar donde viven con sus hijos.
REPORTAJE DE: Silvano Bautista I. / Diario de Chiapas
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